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Artista: Andrés Sotelo
Título: Ofrenda
Técnica: Esculturas de pintura acrílica
Dimensiones: Variables
Año: 2022
Artista: Andrés Sotelo
Título: Ofrenda
Técnica: Esculturas de pintura acrílica
Dimensiones: Variables
Año: 2022
SOBRE EL ARTISTA.
Andrés Sotelo, manifiesta a través de sus acciones (meditaciones activas), un proceso de reflexión que se nutre por prácticas o filosofías orientales como el budismo y el taoísmo, conectándose de esta manera a un orden místico. Le interesa generar un diálogo entre humanidad y espiritualidad a través de la naturaleza, invitando al espectador a llevar a cabo una labor introspectiva, enfrentándolo a su propia fragilidad, propiciando la ausencia del yo para referirse a la búsqueda de sentido, silencio y paz interior.
Sus piezas exploran las dimensiones metafísicas y físicas (tamaño, color, forma, volumen, plano) que envuelven a la materia, y también son una búsqueda de lo esencial, de la utilización expresiva con recursos mínimos, de simplicidad que alude a la existencia, al vacío, y a la trascendencia. Se vale de opuestos complementarios
como principio-fin, negativo-positivo, femenino-masculino, entre otros, para escenificar tensiones en el espacio. Destaca en sus procesos de investigación a la semiótica, que le ha permitido estudiar de cerca las propiedades generales de los signos, símbolos e iconos que rodean nuestro entorno.
SOBRE LA OBRA.
"...En uno solo está el universo, pareciera que no habría necesi-
dad de más..." María Buenaventura.
La ofrenda es un obsequio y carga nociones sobre gratitud y respeto (la palabra proviene del latín offerenda, que signica ‘cosas que se han de ofrecer’), aborda
un vínculo con aquello que está más allá de nuestra comprensión, una búsqueda hacia la nada, hacia un dejar de ser, un no ser, que se funde con el innito.
Se reconoce a la ofrenda como una expresión material de adoración divina, y también está conectada a seres que han dejado el plano terrenal. Esta costumbre se remonta
a culturas ancentrales, tanto de oriente como de occidente, en cuyas ceremonias era común brindar desde alimentos hasta sacricios animales y humanos.
Las cáscaras en este caso se maniestan como depositarios de la memoria, se exponen como vestigio y nos conectan con el sentido de la impermanencia. La recolección
de las cáscaras se ha hecho a lo largo de seis años, práctica que se convirtió en un rito, un acto de meditación activa, entendiendo esta labor como un proceso que deriva
en el conocimiento personal.
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