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Las obras de arte son elementos que requieren de nuestro cuidado y atención. Las obras pueden ser muy delicadas, aunque no lo parezcan. Es por esto que debemos tener una manipulación adecuada para cada tipo de obra, pues podemos causar un daño irreversible al no hacerlo apropiadamente.
Si estamos hablando de un lienzo o una escultura, es mejor no tocarlo directamente. Evita que le llegue cambios bruscos de temperatura (como una chimenea), humo, restos de comida. Las piezas con vidrio son más fáciles de manipular, puesto que el contacto no es directo con las superficies de la misma.
Para la limpieza es mejor que lo haga un experto. Únicamente te aconsejamos quitarle el polvo con un trapo seco, que no suelte fibras. Es importante que no utilices químicos o productos que puedas usar en la limpieza normal de tu hogar. Si la pieza tiene vidrio, puedes utilizar un limpiavidrios para limpiarlo.
El problema más grave para una pieza es la humedad, ya que puede ocasionar hongos, moho u otros organismos que se adhieren a los materiales y pueden dañarla permanentemente. Es importante no estar expuesta a la luz solar directa, a cambios bruscos de temperaturas, ni a temperaturas muy altas.
En los climas calientes y muy húmedos, es mejor evitar tener obras en papel. Si las vas a tener, aconsejamos estar muy pendientes de su evolución y tener un cuidado muy especial con éstas.
Para manipular y mover las obras, siempre es mejor hacerlo con guantes blancos que eviten que podamos ensuciar o dañar las superficies. Debemos tener cuidado al moverla, de no golpearla contra los muebles o paredes y tener suficiente espacio para su movilización. Si vas a llevarla en transporte de algún lugar a otro, siempre es mejor embalarla en papel burbuja, con esta hacia fuera para no marcar la superficie. También puedes transportarla con cobijas o elementos acolchados que eviten que pueda golpearse en el trayecto.